Locación: Edo. Guárico / Municipio José Tadeo Monagas
Población: San Rafael de Orituco
Cada año, ocho semanas después del jueves de
Semana Santa, una diablada se rinde ante el Santísimo Sacramento (hostia
consagrada expuesta para la consagración). Los promeseros bailan trajeados con
una vestimenta rojinegra con cruces blancas y máscaras inspiradas en los
animales del Llano. Al frente de la cofradía está Rafael Gota, un hombre
de 52 años con bastón en mano, que tiene sobre sus hombros la presidencia de
esta agrupación, además de ser el primer capataz. «En el traje está
cruzado el color rojo y el negro para cuidarnos del propio demonio. Nosotros
nos burlamos del diablo», dice Rafael, quien por problemas en sus piernas
no puede bailar como antes.
Aprendió lo que sabe de la manifestación por el
señor Antonio Aular, quien llegó de El Guapo, pueblo de la región barloventeña,
en el estado Miranda, a San Rafael a revivir la tradición que había sido
olvidada en su comunidad.
Además del traje y la máscara, esta diablada tiene como particularidad que es una de las pocas donde permiten la participación femenina dentro de la danza. Así aparece La Diabla, que en su baile coquetea con los otros diablos para sonsacarlos mientras suena la música. Mientras que en las manifestaciones de otras partes del país, la mujer está al margen de la fiesta y sólo interviene para arreglar el traje de algún diablo o darle de beber a los danzantes, en San Rafael puede bailar más de una, pero con una condición: «No pueden ser más diablas que diablos», otra de las reglas es que nunca una fémina puede comandar la Cofradía. «Es lo único que no puede hacer la mujer». En algunas cofradías, a las mujeres que colaboran con la fiesta haciendo los trajes o arreglando algún defecto en la vestimenta, se les llama Sayona. Están un tanto distantes de la manifestación, pero sin ellas la fiesta no es posible.
En esta expresión guariqueña, la diabla debe tener un vestido floreado de mangas largas y su máscara debe ser redonda. Para que no exceda los límites en el baile, es reprendida por el Diablo Mayor, que con su látigo golpea el piso en señal de advertencia. Este papel vigilante lo tenía Rafael, pero empezó a sufrir dolencias en sus piernas y cedió el rol a su hermano Antonio, quien ahora se coloca la máscara más voluminosa de la diablada, con al menos cuatro cachos en su cabeza, y un látigo en su mano derecha y una maraca en la zurda. «El baile es distinto al del diablo, la diabla es coqueta, pero el diablo mayor le llama la atención, ‘cuerea’ en el piso y la diabla busca hacia atrás del diablo mayor» A las 8:00 de la mañana empieza la fiesta, los diablos llegan hasta la Iglesia de San Rafael de Orituco, pero como no pueden atravesar la entrada, escuchan la misa desde afuera. Al final cuando el padre dice «Podemos ir en paz», sale el Santísimo Sacramento y los diablos lo acompañan sin darle la espalda. «Después que el Santísimo entra a la iglesia es que uno sale a festejar por todas las calles. Pasamos por las casas, tomamos ron, el diablo toma lo que le den, lo que le ofrezcan la gente. La fiesta dura hasta las 8:00 de la noche».
Fuente: Min. poder popular para la comunicación
Fotografías: Wilinton Barco


















